El Deutsche Bank cerró con fuertes bajas y persiste la crisis bancaria

La entidad, presente en 70 países y con 150 años de historia, volvió a encender las alarmas del sistema financiero internacional luego de la caída del Silicon Vllley Bank y el Credit Suisse.

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La crisis bancaria abierta el pasado 9 de marzo con la caída dell Silicon Vallley Bank (SVB) parece no terminar de estallar, pero tampoco de concluir. El viernes, los ojos del mundo financiero se posaban sobre el Deutsche Bank (DB), el principal banco de Alemania, que veía cómo sus acciones llegaron a desplomarse hasta un 15%.

La entidad, presente en 70 países y con 150 años de historia, volvió a encender las alarmas del sistema financiero internacional luego de que a la caída del SVB y el Signature, en EE.UU., la prosiga a los pocos días nada menos que la del Credit Suisse, uno de los principales bancos de Europa.

Las medidas de rescate millonario al Credit Suisse a manos del Banco de Suiza y el Banco Central Europeo (BCE) no lograron disipar la desconfianza y la incertidumbre en los mercados europeos. La caída bursátil de Deutsche Bank el último viernes vino a confirmarlo.

La cuestión adquiere otro carácter si se tienen en cuenta las proporciones y las situaciones. El Credit Suisse era decimoséptimo banco europeo en cantidad de activos. El Deutsche Bank es el octavo.

Además, hubo varias alarmas que adelantaban la posibilidad de un colapso del banco suizo, empezando por sus números en rojo en los balances de 2022 y 2021, sumando pérdidas totales por casi 10.000 millones de euros.

No así en el caso del DB, que viene de anunciar ganancias por 5.000 millones de euros en 2022, su mejor resultado desde la crisis financiera de 2008. Pero precisamente por eso, que la desconfianza haya llegado a uno de los pilares supuestamente más sólidos del sistema bancario europeo testimonia la magnitud de la crisis, o por lo menos de los temores que suscita, en un mundo atravesado por una fuerte inestabilidad política y económica.

Esta inestabilidad se pliega sobre los escombros aun no retirados de la crisis de las subprime. Si bien los bancos centrales del mundo salieron al rescate de manera millonaria entonces y también ahora, la valuación bursátil de los bancos nunca logró recuperarse a niveles pre 2008: si en aquel entonces la acción del Deutsche Bank llegó a cotizar 80 dólares antes de la crisis, en la actualidad y registrando ganancias récord apenas se ubicaba en los 8 dólares, una caída del 90%.

Por las dudas, tanto el canciller Alemán Olaf Scholz como la presidenta del BCE, Christine Lagarde, intentaron salir a poner paños fríos y adelantar, como para variar, que están listos para rescatarlo si sucediera aun colapso.

Scholz consideró que «El Deutsche Bank ha modernizado y organizado su forma de trabajar. Es un banco muy rentable. No hay razón para preocuparse», en unas declaraciones que podrían envejecer muy mal en muy poco tiempo.

Asimismo, la bien conocida Christine Lagarde insistió en que el BCE está «bien preparado» con el conjunto de sus instrumentos para inyectar liquidez de manera masiva en el sistema bancario europeo, lo que dicho más sencillamente significa que están listos para darle a los bancos miles de millones de euros con tal de que no se desate una nueva crisis financiera global.

Estas medidas y anuncios pretendidamente «contundentes» por parte de las autoridades monetarias y gobiernos de los distintos países buscan poder frenar en seco la mini – crisis abierta tras la caída del SVB y evitar así un efecto dominó. Por ahora, los temores parecen estar ganándole a las certezas.

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