La Corte Suprema de Estados Unidos anuló una protección para el derecho al aborto que estaba vigente desde 1973. La medida implica que cada Estado podrá decidir si mantiene o no el derecho al aborto legal.
La sentencia fue aprobada por mayoría con votos de 3 jueces en contra. La decisión revoca las sentencias “Roe versus Wade” (1973) y “Planned Parenthood versus Casey” (1992). Ambas sentaban como precedente la posibilidad de acceder al aborto legal.
El primero (1973) fue un fallo histórico logrado en el marco de un país convulsionada por fuertes movimientos de lucha. Implicaba garantizar el derecho al aborto sin posibilidad de intervención de las autoridades de los estados. El segundo (1992) establecía ciertas regulaciones en los estados, pero seguía permitiendo este derecho fundamental reclamado por el colectivo feminista.
Con el nuevo fallo, el aborto no pasaría a ser ilegal, sino que permitiría a cada estado a legislar la autorización o prohibición de las interrupciones voluntarias del embarazo. El documento de la sentencia fue redactado por el juez Samuel Alito. En él, se lee una calificación hacia el histórico fallo de 1973 como «atrozmente erróneo».
En términos prácticos y consecuencias inmediatas, la sentencia deja a las 36 millones de mujeres que viven en los estados republicanos (13) a merced de las opiniones reaccionarias de sus gobiernos de los estados, permitiéndoles prohibirles el acceso al derecho al aborto.
Esta tarde se esperan grandes movilizaciones convocadas por distintas organizaciones y colectivos feministas. Al igual que en Argentina y otras partes del mundo, el movimiento de mujeres en Estados Unidos viene desarrollándose al calor de movimientos como el Mee Too y la marea verde.
En una coyuntura donde los gobiernos y las instituciones del Estado intentan atacar los derechos de las mujeres, la movilización es el camino para intentar frenar cada una de estas avanzadas reaccionarias.
