• La Corte Suprema acaba de fallar a favor de una Ley Civil que protege a las personas LGBTI ante los casos de discriminación y despido laboral.

Por César Rojas

En el contexto de la histórica rebelión popular que se está desarrollando en EEUU contra la política fascista y racista que Donald Trump intenta llevar a cabo en medio de la crisis sanitaria y económica, la Corte Suprema acaba de fallar a favor de una Ley Civil que protege a las personas LGBTI ante los casos de discriminación y despido laboral.

El hecho constituye un triunfo de la movilización del movimiento de diversidad sexo-genérica en su alianza con la rebelión popular que encabezó la comunidad negra luego del asesinato de Georges Floyd a manos de la Policía, y que sigue recibiendo crecientes muestras de solidaridad en todo el mundo.

El fallo en cuestión, se trata de una nueva interpretación de la Ley Civil existente desde 1964 que de manera general estipulaba la prohibición de los despidos laborales por causas de «raza, color, origen nacional, religión y sexo «. Es decir, esta ley hablaba de “sexo” con lo cual podía entenderse sólo como “sexo biológico”(varón-mujer), y no de identidad de género u “orientación sexual” (categorías específicas que sólo con el tiempo y la lucha de género irían a instalarse como de uso corriente).

Como era de esperar en una Corte de por sí ultra conservadora, el ala más reaccionaria de los jueces aliada a Trump, defendía la interpretación más restrictiva y literal de la ley. Pero para la sorpresa de muchos, la votación se inclinó hacia la posición más amplia y progresista que incluye a todas las personas LGBTI, puesto que actualiza en sus fundamentos de manera explícita a toda la diversidad sexo-genérica.

El resultado de la votación terminó expresándose en 6 votos a favor, y 3 en contra. La sanción de esta Ley Federal tiene una gran importancia ya que no existía una legislación de alcance nacional que protegiera a la diversidad sexual ante los frecuentes casos de discriminación laboral.

Muchos de estos casos, además de estar obligados a litigar de manera individual en un contexto tan reaccionario como el de la administración Trump, quedaban librados a la suerte según sucediera en un estado o en otro dentro del territorio yanqui, puesto que en la mitad de ellos no existe una legislación específica. Esta conquista según estiman algunos activistas, en lo concreto tendrá un impacto estimado sobre al menos 8 millones de trabajadores LGBTI de EEUU.

En el aspecto político, el Fallo constituye un duro revés para Trump quien a su pesar “deberá convivir con la decisión”según sus propias palabras, y también para la ultraderecha, que hasta hace poco agitaba entre otras medidas reaccionarias, el cuestionar la adopción de niños por parte de las familias diversas. Por otro lado, es evidente que la alianza natural que se expresó en las calles una y otras vez, entre la rebelión de la comunidad negra y la comunidad LGBTI en consignas como “Black lives matter” y “Trans lives matter”, tuvo su efecto de presión sobre el fallo de la Corte. Es palpable que hay un cambio en las relaciones de fuerza en claro favor de las mayorías populares y trabajadoras, que se expresa dialécticamente y de manera clásica, entre lo que sucede con las masas en las calles o la “Plaza”, y el “Palacio”(instituciones).

Es por eso que este importante fallo puede entenderse como un triunfo del colectivo LGBTI y a la vez, como una conquista indirecta de la rebelión popular. Por eso mismo, reafirma la necesidad de avanzar de manera activa en la solidaridad del conjunto de los explotados y oprimides para echar a gobiernos fascistas como Trump o Bolsonaro, y construir una alternativa social y política de y para les de abajo, una alternativa que de manera independiente levante un programa por un mundo sin explotación ni opresión de raza, ni de género, ni de ningún tipo.