Chile: La política genocida de Piñera

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  • Cuando la ganancia de los capitalistas vale más que las vidas humanas

Por Federico Rodríguez

“El esfuerzo no es que nadie se contagie, sino que se contagien de manera lenta”

Jaime Mañalich, ministro de Salud, entrevista 02/04/2020

La pandemia producida por el virus SARS-CoV2 que produce la enfermedad Covid-19, lleva a nivel mundial más de 6 millones de contagiados y 382.000 muertes, repercutiendo de manera desigual entre los distintos Estados-Nación, y entre las distintas clases sociales que componen la sociedad capitalista.

Particularmente notorio ha sido el avance de la pandemia en aquellos países cuyos gobiernos han optado por políticas sanitarias liberales, que priorizan la economía sobre la salud de la población como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Piñera en Chile, entre otros.

La semana recién pasada el país andino superó en casos de contagio a China, un país de más de 1.300 millones de habitantes, alcanzando la cifra de mil fallecidos por la enfermedad. Al día de hoy se contabilizan en 113.628 casos, y 1.275 fallecidos, según las polémicas cifras oficiales, cuya metodología de contabilización de casos ha ido variando en el tiempo, como cuando en algún momento se contabilizaban como “casos recuperados” a los muertos por Covid-19.

Este desastre humanitario ha sido única y exclusiva responsabilidad de la estrategia sanitaria del gobierno de Sebastián Piñera, liderada por el ministro Jaime Mañalich, el mismo que auguraba una mutación del virus en “buena persona”, y que ante el aumento exponencial de casos señaló que no tenía conciencia sobre las condiciones de pobreza y hacinamiento que vive el pueblo chileno. Una estrategia sanitaria en la que pesan más las ganancias empresariales que la vida de las personas, razón por la cual hasta la fecha el gobierno se niega a decretar una cuarentena nacional con garantías de ingreso salarial para las y los trabajadores.

Por el contrario, como señaló el mismo ministro Mañalich, la política criminal del gobierno se basaba en una teoría del contagio lento de la población que supuestamente no impactaría en el colapso del sistema hospitalario. El resultado es una pandemia que el Colegio Médico de Chile ha descrito como actualmente “fuera de control”, con la tasa más alta de contagio por millón de habitantes del mundo, el colapsodel sistema hospitalario, particularmente dramático en los servicios de urgencia de la Región Metropolitana (Gran Santiago) y con muertes que afectan principalmente a los sectores populares cuyas condiciones de vida, en el contexto del capitalismo neoliberal de las últimas décadas dirigido por gobiernos de derecha y centro izquierda (incluido el Partido Comunista), son de pobreza y hacinamiento.

Ante este escenario, resulta imprescindible que se decrete una cuarentena nacional que permita detener la ya descontrolada propagación del virus, con testeos masivos a la población que posibilite recuperar la perdida trazabilidad de los casos para su seguimiento y acompañamiento, con garantías de ingreso económico para las y los trabajadores mediante un salario mínimo universal igual al valor de la canasta familiar, financiado con un impuesto a los grandes capitalistas (cuya acumulación de riqueza en un país pobre resulta escandaloso), que permita aumentar la capacidad de un deteriorado sistema de salud pública, que año tras año colapsaba en los períodos de invierno por enfermedades respiratorias. En ese sentido, vuelve a cobrar sentido la necesaria organización política de los explotados y oprimidos por el capitalismo, las y los trabajadores y sectores populares, que levanten esas demandas y permita construir una sociedad distinta donde la vida humana valga más que las ganancias de unos pocos.

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