Brutal: casi cien inmigrantes encontrados desnudos y heridos en la frontera Grecia-Turquía

Las autoridades de echan la culpa mutuamente. Los migrantes en la zona Grecia-Turquía vienen mayoritariamente de Siria y Afganistán. Un caso brutal de xenofobia de Estado.

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Mientras abundan acusaciones cruzadas entre los dos países desligándose de responsabilidades, las atroces condiciones de refugiados inmigrantes que aparecen en esta zona limítrofe, suman un nuevo y terrible caso.

En la región fronteriza del río Evros que conecta Grecia con Turquía no es la primera vez que aparecen inmigrantes en condiciones de extrema vulnerabilidad. En esta ocasión, 92 refugiados en su mayoría procedentes de Siria y Afganistán, fueron encontrados el sábado pasado por la policía griega totalmente desnudos y algunos con heridas visibles.

El hecho se dio a conocer cuando el ministro de migración griego, Notis Mitarachi, publicó la atroz foto de los migrantes. Acusó al gobierno turco de expulsar a los refugiados a la zona fronteriza por la fuerza, para que cruzaran a la región griega en botes de goma.

Por su parte, el portavoz del gobierno ateniense Giannis Oikonomou, denunció que en la capital turca «seguían instrumentalizando abiertamente a los migrantes e incluso con prácticas de barbarie sin precedentes e impensables”.

En la otra vereda, el ministerio del Interior turco responsabilizó a las autoridades griegas de quitar la vestimenta de los inmigrantes cuando fueron encontrados en su territorio como maniobra acusatoria y apuntaron contra su vecino heleno por montar “noticias falsas” para calumniar a Turquía en complicidad con la Unión Europea.

Si bien los gobiernos de Grecia y Turquía intentan mostrarse consternados y comprometidos ante la problemática migratoria calificándola de actos “crueles y degradantes”, los antecedentes exponen los tratos atroces que hace años ambos países le dan a los inmigrantes que tocan sus territorios.

Tal es así que, tras darse a conocer este aberrante hecho, la ONG Mare Liberum denunció que «en el paso del río Evros, los crímenes contra los derechos humanos son sistemáticos y cometidos cotidianamente por Turquía y por Grecia».

Abundan denuncias de grupos humanitarios contra el gobierno griego por el asentamiento de campos de refugiados donde las condiciones de vida de sus habitantes son infrahumanas. Además, Grecia fue acusada reiteradas veces por efectuar violentas devoluciones de refugiados “ilegales” a la frontera marítima y terrestre con Turquía.

Tan sólo un mes atrás, se hizo pública la noticia de seis migrantes, dos de ellos bebés, que murieron en el mar después de que el gobierno griego les impidiera llegar a tierra y los arrojara hacia aguas turcas en el mar Egeo.

Turquía, uno de los países que más refugiados migrantes recibe en el mundo, es acusada de expulsar o retener inmigrantes contra su voluntad, como método de extorsión contra la Unión Europea.

Ante este indignante escenario, se suman las tensiones políticas por intereses territoriales entre los dos países miembros de la OTAN. En este caso, las acusaciones cruzadas se dan también por denuncias de violaciones del espacio aéreo, donde el gobierno turco de Erdogan asegura que Grecia intenta militarizar las islas del Mar Egeo y amenaza con responder militarmente.

En tanto, desde el  Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresaron su preocupación por las imágenes «impactantes», condenaron el incidente y pidieron una investigación completa sobre lo ocurrido.

Se suma así las descaradas declaraciones de un organismo que, embanderado en el lema “Paz, dignidad e igualdad en un planeta sano” informó que en el 2022, por primera vez en la historia, más de 100 millones de personas en todo el mundo están siendo “forzosamente desplazadas” a causa de conflictos bélicos, crisis económica, crisis climática y falta de alimentos a nivel global.

Mientras diversos expertos aseveran que “estamos siendo testigos de una plaga sin precedentes de sufrimiento humano” los pronósticos apuntan a que los desplazamientos de personas seguirán en aumento. También las condiciones de extrema precariedad y los diversos tipos de violencia, xenofobia y explotación a la que millones de personas se ven expuestas.

Las respuestas de los distintos gobiernos apuntan a criminalizar y reprimir a los propios migrantes, así como buscar cargos y culpas por fuera de sus jurisdicciones frente a los resultados catastróficos que de estas condiciones se desprenden.

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