Brasil: Una coyuntura más favorable para luchar contra Bolsonaro

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  • Negacionismo genocida, crisis económica, manifestaciones en las calles por el Fuera Bolsonaro y un nuevo escenario externo – la elección de Joe Biden en los EUA y otros fenómenos – son elementos que marcan una nueva coyuntura política nacional que debe ser aprovechada a fondo para crear las condiciones para derrotar al gobierno.

Antonio Soler

Como todos saben, desde el inicio de la pandemia el gobierno se esmera en su negacionismo genocida que es responsable directo por las miles de víctimas del Covid-19, ya pasamos los 9,1 millones de contagios y las 222 mil muertes producto directamente de la pandemia, lo que incluye, evidentemente, las ocurridas por la política asesina de Bolsonaro.

Política esta que, a estas horas, ofrece un nuevo capítulo. El gobierno recomienda y financia medicación comprobadamente ineficaz, se niega a un acuerdo internacional con farmacéuticas para garantizar la inmunización, no toma medida alguna para garantizar insumos en cantidad suficiente, hace campaña contra la vacuna producida en colaboración entre Sinovac y el Instituto Butantãy, ahora, tarda semanas en definir si quiere adquirir dosis extra de la vacuna.

Como parte de la política asesina de Bolsonaro y de Eduardo Pazzuelo (ministro títere de Salud) el gobierno tuvo una postura directamente genocida ante la falta de oxígeno en Manaos y otras localidades del país, sabiendo días antes que faltaría el insumo en los hospitales de la capital amazonica no tomó ninguna medida, lo que llevó a la muerte de más de 50 personas por falta de oxígeno.

Esta nueva coyuntura también está compuesta por la continuidad de una crisis económico-social que tiene a la clase trabajadora y las poblaciones más vulnerables en una situación calamitosa, también por responsabilidad de las políticas de los gobiernos federal, estaduales (provinciales) y municipales.

El desempleo (que alcanza al 14% de la población activa y tiende a llegar al 16% durante el primero semestre de este año), la inflación de la canasta alimentaria es galopante (ya supera el 10% de varios productos de la canasta básica, el aumento en los precios de los combustibles) y al fin de la ayuda de emergencia para 40 millones de personas sin solución de continuidad al final del año pasado, arrojan a una situación insoportable a contingentes gigantescos de nuestra población.

Como resultado de esta olla a presión, tuvimos la importante caída de la popularidad del gobierno y el retorno de las protestas políticas. En términos generales la popularidad del gobierno cayó de forma significativa, siendo más acentuada en los estratos de mayores ingresos.

Con el fin de la ayuda de emergencia, la lentitud en el proceso de vacunación, el crecimiento del desempleo, la inflación y el crecimiento de las luchas en las calles, esa pérdida de popularidad se puede extender hacia las capas de la población de ingresos más bajos.

Ante este escenario, la vuelta de los cacerolazos de comienzo del año ya comenzaba a tornar más nítido un proceso de cambio en la coyuntura política, pero ese cambio terminó de ser confirmada con las caravanas – incluyendo ahí las convocadas por movimientos de derecha, como el MBL o el “Vemprarua” (Salí a la calle) – que ocurrieron en cerca de 100 ciudades y en las principales capitales el fin de semana pasado.

Pese a que estemos en una coyuntura más favorable, eso no significa la inminencia de la apertura de un proceso de impeachment o la salida de Bolsonaro.

Sectores de la clase dominante y de la clase media giran contra el gobierno, pero aún no parece haber un desplazamiento del conjunto de la clase dominante hacia la oposición – si la percepción de que este gobierno comienza a entorpecerlos negocios, aunque este sea todavía funcional a sus intereses – y la clase trabajadora, golpeada por el desempleo, la explotación, precarización y una dirección mayoritaria que llama a la pasividad ante los ataques, aun no puede salir masivamente a las calles – elemento decisivo para un desenlace que lleve a la caída de Bolsonaro.

Entonces estamos en un momento de transición de los humores políticos. Un proceso de cambio coyuntural que puede avanzar, estancarse o retroceder. El proceso lento de inmunización mantiene, por el genocidio negacionista, bajos los índices de actividad económica, el desempleo, inflación y precarización en alza, pero será solo la lucha política la que permitirá superar o no a este gobierno.

En este sentido, tenemos como desafío permanente superar las trabas de la dirección lulista del movimiento y de otros sectores de la pseudo-izquierda socialista, ya que estos nunca apuestan centralmente a la lucha y las salidas independientes de las y los trabajadores y de los oprimidos – lo que tiene un efecto sobre los desdoblamientos de cualquier coyuntura política.

Ante los cacerolazos, del fin de la ayuda de emergencia y de la criminal falta de oxígeno en Manaos, sectores de la izquierda del orden asumieron la convocatoria de las caravanas y manifestaciones de final del año pasado, de un calendario de nuevas movilizaciones y de un nuevo pedido de impeachment.

Pero, esas medidas además de ser insuficientes – la próxima caravana centralizada está marcada recién para el próximo día 21, por ejemplo – entran frontalmente en contradicción con la política oportunista que no apuesta a la independencia de las y los trabajadores que el PT, PCdeB y sectores del PSOL están teniendo en relación a la disputa de la Presidencia de una de las Cámaras del Parlamento, o sea, la de entrar en el bloque burgués y de apoyar a un candidato que representa toda la ofensiva reaccionaria de los últimos años a cambio de cargos.

Esa táctica, y otras, demuestran que la línea de estos sectores, como ha sido hace años, no es la de apostar a las movilizaciones para hacerlas triunfar, pero si la de una táctica para desgastar al gobierno y preparar las próximas elecciones presidenciales. La misma estrategia política que fue desarrollada antes y después del impeachment de Dilma, el resultado no precisa ser descrito…

Independientemente del resultado de la votación para Presidente de la Cámara al inicio de la semana, la posición de la mayoría de la dirección del PSOL de tener una candidatura propria es fundamental no sola para la disputa política en el Congreso, sino principalmente como orientación para el conjunto de las y los trabajadores y sus movimientos de que la lucha por la vacunación ya para todos, por una ayuda de emergencia y por el fuera Bolsonaro depende centralmente de la unidad de la lucha en las calles y, que confluyan con sectores de la clase dominante sirve apenas para debilitar, desviar y derrotar nuestras luchas.

En ese sentido, en cuanto partido independiente de los patrones y dela burocracia lulista, el PSOL, debe ser el campeón de la lucha en las calles en unidad táctica contra Bolsonaro. Es preciso apostar con todas nuestras fuerzas de forma centralizada, o sea, como partido, para impulsar y fortalecer este proceso de movilización a través de las caravanas y de otras formas de lucha para derrotar a Bolsonaro.

Además de eso, es preciso estar atentos a las luchas de diferentes sectores contra las patronales y gobiernos estaduales y municipales, bolsonaristas o no, que apliquen políticas negacionistas, neoliberales y autoritarias – como el caso de la lucha de los trabajadores/as de la educación en todo el país contra la vuelta a las aulas sin vacuna en varios estados y municipios. Luchas locales/regionales como esta pueden ganar una dimensión nacional e impulsar al conjunto de la clase trabajadora.

 

Traducido del portugués por Luz Licht

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