Brasil: un nuevo curso

Ante la liquidación política del PSOL, construyamos desde las bases un frente único socialista revolucionario.

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“El correr de la vida enrosca todo. La vida es así: calienta y enfría, Aprieta y luego afloja, se sosiega y luego se inquieta. Lo que quiere de nosotros es coraje…”

João Guimarães Rosa

 

Carta abierta al Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y a toda la izquierda socialista

La corriente Socialismo o Barbarie (SoB), por medio de esta declaración, anuncia formalmente su desligamiento del PSOL después de años de militancia en la base del partido, en lo  organismos de dirección en los que estábamos presentes y en el movimiento, con el objetivo de construir una organización socialista, militante, democrática e independiente de la clase dominante y de la burocracia de todos los pelajes. Es necesario, con todo, decir que fue la propia dirección del partido la que protagonizó el proceso de ruptura con su proyecto, su régimen y su militancia .que integramos hasta este momento- al aliarse con sectores de la burguesía, representantes del capital financiero y la vieja burocracia reformista a través de la federación con la Rede Sustentabilidade y el ingreso en la lista Lula-Alckmin sin la menor consulta a la base partidaria.

El PSOL nació en 2004, fruto de la «reforma de la Previdência» contra los trabajadores del estado impulsada por Lula en su primer año de gobierno. Eso se suma a las innumerables contrarreformas que el lulismo impuso en nombre de la conciliación de clases y de la gobernabilidad, un proceso de continuidad a nivel federal de una política ya concretada en las instancias estaduales y municipales en las que el PT gobernaba, desde la década de los 80′. Esa medida hizo que una fracción de los funcionarios rompiese con el gobierno y parte de las antiguas corrientes del PT, parlamentarios, grupos dispersos por el país, militantes políticos y activistas del movimiento formasen el Partido Socialismo y Libertad.

Anclados en la necesidad de presentar una nueva alternativa a la clase trabajadora, que fuese verdaderamente combatiente y democrática, independiente de la burguesía, de los patrones y la burocracia, ese grupo de disidentes en la dirección del partido estaba originalmente comprometido en hacer una sistemática oposición de izquierda a los gobiernos burgueses de cualquier orden, inclusive los de conciliación de clases, ser una alternativa al lulismo y mantener la construcción basada en la movilización permanente -estrategias fundamentales para garantizar la construcción de un auténtico partido socialista. Esa ruptura con el PT y la formación del PSOL tenía como balance crítico la experiencia petista de conciliación de clases con la burguesía, hecho que corrompió completamente los principios marxistas en todos los ámbitos, y la necesidad de retomar el horizonte socialista, la organización desde las bases, la democracia interna con el objetivo de construir un partido que superase al lulismo por izquierda junto a la clase trabajadora y el movimiento de masas.

Lo que ocurrió años después de ese proceso fundacional, infelizmente, fue muy diferente de aquello que se había propuesto. El PSOL -que ya nació con cuatro parlamentarios, varios intelectuales de renombre, figuras públicas nacionales, una dirección experimentada y militantes insertados en los movimientos sociales- no fue capaz de construir núcleos de base que determinasen a la dirección partidaria, una prensa socialista diversa y combativa, una intervención como partido en la lucha directa y un programa de transición que dialogase con las necesidades más sentidas de la clase trabajadora y el conjunto de los oprimidos.

Sin embargo, se mantuvo como partido amplio de corrientes políticas como un fenómeno progresivo de los últimos años. Sin embargo, uno de sus aspectos más negativos era la separación entre la lucha parlamentaria y la lucha directa, con un régimen comandado por los gabinetes parlamentarios y el programa seudo-socialista. Esto degeneró lentamente en una burocratización política de las direcciones -representadas, sobre todo, en las figuras de Juliano Medeiros, Guilherme Boulous y Valério Arcary, con la colaboración de los dirigentes del MES- que rompieron completamente con los principios de la independencia de clase con la federalización con un partido burgués (la Rede) y con el ingreso del PSOL en la lista Lula-Alckmin. Dijo Marx que la historia se repite dos veces, primero como tragedia, luego como farsa.

Hace tiempo que esta degeneración política y metodológica daba señales de alerta. El partido tuvo una posición correcta ante el impeachment de Dilma y la prisión a Lula -maniobras reaccionarias de la burguesía al servicio de la imposición de un gobierno de extrema derecha que acabase de llevar adelante las contrarreformas que la clase dominante juzgaba necesarias-, pero con una política de cero diferenciación con el lulismo sin ninguna exigencia o denuncia al PT, la CUT o Lula, elementos que ya hacían parte de menú de nuestro ex-partido.

Con el ingreso de Guilherme Boulos al PSOL, dirigente nacional del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), abiertamente ligado a Lula y la burocracia petista, escogido como candidato a presidente sin ninguna consulta con la base, ese proceso de adaptación constante y el giro a la derecha (y, consecuentemente, a la conciliación de clases) dio un salto en calidad. El PSOL, dirigido por Primavera Socialista, Revolução Solidária, Subverta, Resistência e Insurgência, suspendió totalmente su crítica al lulismo, abnegó de su radicalidad política y de la democracia de base para negociar por arriba acuerdos con Lula y el PT. El tono conciliador pasó a dominar la narrativa de la dirección, no solo en las campañas electorales que Boulos encabezó sino también en las deliberaciones de la dirección partidaria, llevando al partido al callejón sin salida de la conciliación de clases.

Más recientemente, con la justificación de que la tarea central es derrotar a Bolsonaro (cosa solo viable en las calles y las urnas) y superar la cláusula de barrera, organizaciones que se colocaban como la izquierda combativa del PSOL se rindieron al oportunismo y la capitulación. El Movimiento de Izquierda Socialista (MES) -organización que siempre se ubicó de manera contradictoria con el oportunismo de sus posiciones, tuvo financiamiento de grandes empresas, defendió el Lava Jato y el ingreso en la lista de Baleia Rossi para la presidencia de la cámara de Diputados- al votar favorablemente a la federalización con la Rede en el último Directorio Nacional, entregó en bandeja la independencia política del partido. Vale recordar que la Rede es un partido financiado por el capital (el banco Itaú), apoyó diversas contrarreformas neoliberales y se alineó con la burguesía . La federalización con una partido del orden, sin debate alguno con la base, teniendo en cuenta que la resolución del Congreso apuntaba a la formación de un Frente de Izquierda, pone en jaque la democracia interna del partido, además de liquidar completamente el principio de independencia de clase. Disimuladamente, el MES se pone en contra del ingreso a la lista Lula-Alckmin para no tener que cargar con esta traición. Sabemos, no obstante, que esta organización está dispuesta a mantener sus cargos en la superestructura.

Resistência e Insurgência son otras dos corrientes que se proclamaban del campo de la izquierda socialista pero también rompieron con la independencia de clase al votar a favor del ingreso del PSOL en la lista Lula-Alckmin. No se trata de llamar al voto crítico a Lula ante el peligro de que Bolsonaro sea reelecto, esa táctica es admisible y debe ser usada en la segunda vuelta -o en la primera de haber un crecimiento de la extrema derecha-. Aunque se esfuercen en justificar lo injustificable, derrotar a Bolsonaro no puede ser un pretexto vacío, que solo convence a los más desprevenidos, a los que no se apropiaron de las profundas consecuencias del significado político de hacer una alianza electoral con un sector que históricamente desmoviliza a las masas y se rinde a la burguesía. Es un campo político que ha sido usado por la clase dominante de manera preventiva para sofocar cualquier proceso de movilización directa. Por lo tanto, abandonar una candidatura propia en la primera vuelta  para ingresar a una alianza electoral con la burocracia y la burguesía, adhiriendo a su programa y métodos es algo totalmente distinto, pues desarma al PSOL en la tarea fundamental de presentar un programa alternativo movilizar a las masas en las calles. Es un crimen de traición política impensable la que cometen estas corrientes.

Dentro de la situación reaccionaria en la que vivimos , Bolsonaro escala sus amenazas y acciones golpistas, indulta a Daniel Silveira, mantiene su base dura, tiene apoyo de buena parte de las fuerzas armadas, y tiene un importante crecimiento en las encuestas -consolidando aproximadamente a un tercio del electorado. Pero no podemos desconsiderar -como hace sistemáticamente la mayoría del PSOL y todas las corrientes que la componen- que una serie de coyunturas favorables para derrotar a Bolsonaro en las calles fueron desperdiciadas porque la dirección del movimiento de masas (el lulismo en particular) boicoteó las luchas. Así, el centro de la táctica sigue siendo derrotar a Bolsonaro con la movilización directa, en las calles, y no simplemente «derrotar a Bolsonaro». Es urgente que la movilización en las calles crezca para frenar a todas esas fuerzas que lo sostienen para garantizar nuestros derechos democráticos, sociales y económicos. Este es el único camino. Toda táctica electoral que no contribuya a ese proceso es una seria traición política. Así, el PSOL escoge abandonar la táctica de la unidad de acción, del frente para luchar, frente de izquierda, exigencia y denuncia a la burocracia; es decir, todo el arsenal político al servicio de la estrategia de la movilización permanente. Deja vacío ese espacio de acción directa. Ciertamente, la extrema derecha tomará provecho de esto.

Estas sucesivas y sobrepuestas traiciones, además de todo el proceso de degeneración del régimen partidario, nos colocan -para ser consecuentes con nuestra trayectoria y con la lucha de clases actual- en la necesidad histórica de construir un partido que supere radicalmente al lulismo por izquierda, a la necesidad de seguir nuevos rumbos. Nos mantenemos en la línea de la independencia de clase, apostando a la movilización permanente, la auto-organización de los trabajadores y en la construcción de corrientes y partidos revolucionarios, construyendo una alternativa de izquierda para la clase trabajadora, para los oprimidos y para toda la militancia que apuesta a la superación radical del capitalismo.

La liquidación de la independencia de clase del PSOL fue una enorme derrota para su base, para sus corrientes revolucionarias, para su honesta militancia, para la vanguardia combativa y para l clase trabajadora y los oprimidos. No es poco perder una herramienta política en la capitulación o el oportunismo. Pese a todo, seguimos cada vez más convencidos de que los principios, la estrategia y las tácticas revolucionarias aplicadas de forma dialéctica son fundamentales para superar la sociedad capitalista y construir el socialismo. Redoblamos nuestra apuesta en esa perspectiva y llamamos a toda la militancia del PSOL a un frente único socialista revolucionario con el objetivo de construir  una fuerte corriente nacional que no repita las contradicciones, insuficiencias y desvíos del PSOL. Una nueva organización política que reconstruya, dentro de las actuales condiciones de lucha y con lo mejor de la vanguardia socialista y con las masas oprimidas y explotadas, la tradición de Marx, Lenin, Trotsky, Rosa y Gramsci. ¡Vamos por un nuevo curso!

Socialismo ou Barbárie, São Paulo, 6 de mayo de 2022.

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