Brasil: La victoria de los petroleros interesa a toda la clase trabajadora

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Por Antonio Soler

La huelga nacional de los petroleros, que entró en su décimo día este martes, enfrenta la represión del gobierno y de la justicia, la invisibilización de los grandes medios y el aislamiento provocado por la burocracia sindical y política. Pero durante la semana el movimiento demostró disposición para la lucha, con la ampliación del número de participantes y la posibilidad del triunfo.

Hasta el momento, la huelga ya alcanzó 84 unidades distribuidas en 13 estados de la federación. En San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais están las mayores concentraciones de huelguistas.

El TST (Tribunal Superior del Trabajo), a través del reaccionario ministro Ives Gandra Martins Filho, determinó que el 90% de los trabajadores mantenga el mismo nivel de producción anterior a la huelga.

Pero, a pesar de la represión a una huelga que enfrenta al gobierno, la justicia y al conjunto de la clase dominante, este movimiento huelguista ya está siendo uno de los mayores en la historia del sector.

La lucha cuenta con actos políticos, cortes de suministro, paralización y ocupaciones. En el primer día de huelga (31/01), cinco petroleros ocuparon el EDISE (Edificio Sede de Petrobras) en Río de Janeiro. La dirección de la empresa determinó el corte de alimentos, agua y energía eléctrica. En ese marco, del lado de afuera se mantiene una vigilia con decenas de petroleros y familiares. Acción que hace que el TST tenga imposibilitado proceder desde el día 5 con la orden de la dirección de la empresa exigiendo la desocupación del predio.

La consigna central de la huelga es la lucha contra los despidos en FAFEN-PR (Fábrica de Fertilizantes Nitrogenados de Paraná), por el cumplimento del ACT (Acuerdo Colectivo de Trabajo), contra el feroz proceso de privatización y por una Petrobras 100% estatal.

Los despidos en la FAFEN son apenas la punta del iceberg. El gobierno quiere cambiar por completo el actual marco regulatorio – basado en la pauta que en Petrobras es mayoritaria – para concesiones en la cuales la extracción no tenga ninguna participación estatal. O sea, quiere imponer a Petrobras un camino sin retorno para su privatización.

La materialización de eso es que con la reducción de la inversión de un 40% a 50% en las próximas concesiones, la operación con una capacidad reducida (que el  proceso de privatización demanda), habrá millares de despidos en Petrobras.

Luchar para nacionalizar la huelga

El resultado de la huelga de los petroleros tendrá impacto en toda la coyuntura política nacional de este primer semestre. Esta no es cualquier huelga, pues enfrenta a los pilares centrales de la política bonapartista neoliberal de Bolsonaro: privatizar, cercenar derechos y destruir la organización independiente de los trabajadores.

Después del tsunami de la lucha educativa contra la intromisión en la autonomía universitaria y los recortes presupuestarios ocurridos en mayo del año pasado, este es, por lejos, el acontecimiento político más importante desde el punto de vista de los trabajadores.

Por esa razón, necesitamos rodear esta huelga de solidaridad, quebrar el bloqueo de los grandes medios, organizar actos en las principales ciudades del país y construir un plan de lucha unificado con las demás luchas en curso, reclamos salariales y movimientos, como el de los trabajadores de Dataprev, Casa da Meda y otros.

Ante la posibilidad de imponer una derrota importante a este gobierno, llama la atención, pero no sorprende, la posición traidora de la dirección de la CUT y del PT. Ambas direcciones, que son en verdad una sola, al igual que en otras huelgas de los petroleros, no mueven un dedo para sacar a la misma del aislamiento y de la invisibilización para darle un carácter nacional.

Sin eso, los petroleros no podrán triunfar, contener el proceso de privatización, despidos masivos, pérdida de derechos y, mucho menos, abrir en el corto plazo una coyuntura más favorable para el conjunto de los trabajadores y los oprimidos.

Sin el menor compromiso con la victoria de estos trabajadores y con la lucha directa de masas, la CUT no llamó hasta ahora siquiera a un acto unificado con los demás sectores y movimientos en apoyo a la huelga. Lula quien, a pesar de todas sus traiciones es la principal figura pública del país, tiene un gran peso político y la confianza de porciones importantes de los trabajadores, hasta ahora, no hizo ninguna declaración en defensa de la huelga.

Por esa razón, nuestro partido (PSOL) y las demás organizaciones de izquierda, necesitan romper con la rutina mortificante de convivencia pacífica con esa burocracia. En unidad con los demás partidos – realmente de izquierda – y los movimientos de trabajadores y populares, necesitamos en todos los estados realizar acciones efectivas en apoyo a los petroleros en huelga y exigir a la CUT y al PT inmediatamente un plan de lucha nacional con actos en defensa de esta movilización decisiva para la lucha de clases en este momento.

Compañeros, sabemos que el resultado de esta huelga tendrá impacto en la coyuntura política como un todo, por eso es necesario actuar rápidamente.

¡La victoria de los petroleros hoy contra Bolsonaro es la victoria del conjunto de los trabajadores y de los oprimidos!

¡Los petroleros tienen que ganar!

¡Respuesta inmediata al pliego de reivindicaciones!

¡Organizar ya un plan de lucha nacional en defensa de los petroleros en huelga!

¡Por una Petrobras 100% estatal y bajo control de los trabajadores!

¡Fuera Bolsonaro!

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