- Se trata del crimen de Moise Kabamgabe, un trabajador inmigrante congolés de 24 años asesinado cuando fue a reclamarle a su jefe el pago por días de trabajo adeudados.
Redacción
Un brutal asesinato de corte racista y xenófobo conmociona Brasil. Se trata del crimen de Moise Kabamgabe, un trabajador inmigrante congolés de 24 años.
Moise llegó a Brasil junto a su familia cuando tenía 11 años, proveniente de la República Democrática del Congo. Como miles de otros congoleses, escaparon de la sangrienta guerra que azota hace años al país africano.
El 24 de enero pasado, Moise se dirigió al parador donde trabajaba de manera informal y precaria, en una playa de un barrio exclusivo de Río de Janeiro. Al llegar, le reclamó a su jefe el pago atrasado de dos días de salario.
El dueño de este kiosco ubicado en la playa tomó un palo de madera y empezó a golpearlo. Enseguida, llamó a otras cuatro personas que también golpearon salvajemente a Moise hasta quitarle la vida. Una de ellas estaba armada con un bate de béisbol.
El cuerpo de Moise fue arrojado sin vida a pocos metros del kiosco, que continuó abierto luego del brutal crimen. Los asesinos le habían atado las manos con una cuerda, un símbolo inequívoco de la violencia racista de la época del esclavismo.
En un país donde el racismo está enquistado estructuralmente en la sociedad, los miles de inmigrantes africanos que llegan todos los años a Brasil rápidamente viven la cara más cruda de la opresión racista y de clase. Relegados a los trabajos peores pagos y más precarios, y en los barrios y favelas más violentos, los inmigrantes africanos viven en carne propia lo peor de la xenofobia y el racismo contra la población negra. Según datos oficiales, unas 35.000 personas inmigrantes africanas viven actualmente en Brasil, aunque muchos especialistas creen que la cifra real es mucho mayor. De ellos, más de 1000 son congoleños.
Indignación y movilización
La sociedad brasileña y las comunidades de inmigrantes no se quedaron de brazos cruzados ante el horror del asesinato de Moise. Enseguida, una oleada de repudio e indignación por el crimen atravesó el país, reflejándose en las redes sociales que hicieron tendencia la consigna #JustiçaPorMoïse (Justicia para Moise).
Además, la familia del joven asesinado convocó a una concentración en la puerta de Tropicalia, el kiosco donde Moise trabajaba y fue agredido hasta la muerte. El sábado pasado, miles de personas, organizaciones políticas, sociales, colectivos de la comunidad negra y de inmigrantes exigieron justicia por el joven congolés.
Bolsonaro llamó «marginales» a quienes asistieron a la movilización. Desde que el ex capitán del ejército llegó al poder, la violencia estatal y paraestatal contra la población negra se ha recrudecido, como testimonió el terrible asesinato de la activista Marielle Franco.
«Sin duda, el actual gobierno racista ofrece terreno para que este tipo de delitos sigan ocurriendo, tanto a través del cuerpo civil como por parte del Estado.» expresaron desde Socialismo o Barbarie para Esquerda Web. «Por lo tanto, el sentido de este bárbaro asesinato contempla márgenes históricos de formación de la sociedad brasileña y, por tanto, merece una respuesta histórica. Una respuesta que puede servir de llama para un implacable enfrentamiento de masas en la lucha contra el racismo, como ya lo hace el movimiento negro».
