Argentina, FIT-U vota legislación sionista

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  • Las votaciones de Myrian Bregman, Alejandrina Barry y Gabriel Solano son una capitulación vergonzosa, una renuncia al internacionalismo proletario sin precedentes en el trotskismo argentino.

Por Martín Primo

El jueves 18 de junio, en el marco de la sección ordinaria de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se aprobó casi por unanimidad, con una sola excepción, una ley que adopta como propia la definición de antisemitismo que propone la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés). Contra todo lo esperable de parte de los legisladores de la izquierda, esta votación obtuvo el apoyo unificado de los dos bloques en que está dividido el FIT-U (el del PTS integrado por Myrian Bregman y Alejandrina Barry, y el monobloque del PO integrado por Gabriel Solano) conformando de esta manera una votación de leso marxismo y una verdadera defección al internacionalismo proletario. La única y honrosa excepción fue la de la diputada Marta Martínez de AyL, quien voto en contra del proyecto y el mismo día publicó una declaración denunciando dicha ley.

El sionismo se esconde tras el antisemitismo

Para entender el tamaño de la capitulación del FIT primero tenemos que entender lo que estaba puesto sometido a votación. La IHRA una organización que reúne a 34 países, en su inmensa mayoría imperialistas o socios de estos y en la cual Argentina es el único país latinoamericano. En el seno de la misma se aprobó una definición de “antisemitismo” para impulsarla internacionalmente que entraña una defensa incondicional del Estado de Israel. Dicha definición fua incorporada por la Cancillería argentina por medio de la resolución 114 firmada por el Canciller Felipe Solá el 8 de junio de último pasado.

El sentido común con sus simplezas e imperfecciones entiende como antisemitismo el odio a los judíos y la persecución a estos por el simple hecho de serlo. Sobre esto no había grandes discusiones. Pero entonces porque hace falta una definición: ¿qué cosas que no entraban en el sentido común se quieren meter por la ventana en la la definición institucional?

Según dicha definición se trataría de “una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”. La definición es extremadamente ambigua e incorrecta. Incorrecta porque no es para nada cierto que todos los semitas sean judíos, ni que todos los judíos sean semita. Se agrupa en esta clasificación a todos aquellos pueblos cuyo idioma es una ramificación de la lengua semita. Entre ellos podemos encontrar tanto al hebreo, al árabe entre las lenguas vivas y al fenicio, el babilonio, el asirio, acadio, el púnico, el arameo entre tantas otras más. En este sentido reducir al semitismo es una definición que no corresponde. Pero si el problema fuese solo este no tendría mayores consecuencias prácticas en la actualidad. Pero lo ambiguo aparece con toda su fuerza en la segunda parte de la definición, aquella en donde incorporan de manera general a las “instituciones de la comunidad judía”1.

Por supuesto que a nadie se le escapará que el ataque a una institución como la AMIA, una institución no estatal, fue en gran medida una acción antisemita. Pero no es necesario una definición de este tipo para que esto se entendiese. Lo que realmente incorpora esta definición es al Estado de Israel como una de las instituciones de la comunidad judía, y la denuncia a dicho Estado se la iguala con el odio a los judíos (lo que es un escándalo).

Con esta maniobra se iguala al judaísmo con el sionismo. El sionismo es una corriente política europea que desde el siglo XIX buscó solucionar el “problema judío” en Europa mediante el traslado de la población judía a cualquier otro lugar (es decir, mediante una colonización). En el marco de la Primera Guerra Mundial, asociado al imperialismo ingles, logró que este le prometiera que en la Palestina histórica se fundara un “hogar judío”. El holocausto nazi y la barbarie de la Segunda Guerra Mundial logró que se dieran las condiciones necesarias para que el proyecto sionista se encarnara en el Estado de Israel (esta fue la “solución” más reaccionaria al problema judío como está enormemente documentado2). El lema fundacional del sionismo y del Estado de Israel es “una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra”. Pero como a nadie se le puede pasar de vista, esa “tierra sin pueblo” estaba llena de palestinos y pueblos árabes. En definitiva, para lograr el objetivo de formar el Estado de Israel fue y es necesario expulsar a la población árabe de los terrenos que pretende el Estado de Israel. Como vemos, este lema encierra un programa político de colonización y exterminio de una población subyugada, el pueblo palestino.

La maniobra es sencilla: el sionismo pretende acallar las voces de protesta contra la política genocida del Estado de Israel bajo las justa lucha contra el antisemitismo y el racismo. Esto no es una elucubración nuestra. Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA, declaró “esta adopción nos permite un combate más efectivo y una definición más certera de lo que es el antisemitismo, […] esta es una interpretación aún más amplia e importante para que la figura de antisemitismo y el antisionismo pueda ser penalizada”…

Los socialistas revolucionarios nos oponemos a todas las formas de opresión y discriminación. La denuncia contra los crímenes del nazismo y la lucha para que esta barbarie no vuelva a ocurrir contra los judíos ni contra ninguna otra población, es una marca fundacional de nuestro pensamiento y de nuestra acción. Es por eso que de la misma manera que denunciamos la barbarie nazi, denunciamos las crímenes que el Estado de Israel comete diariamente contra la población palestina.

El FIT-U: un desbarranque absoluto

Dicho esto, queda claro el nivel de escandalo que supone que los representantes de la izquierda en al legislatura hayan votado a favor de dicha ley que iguala al antisemitismo con el antisionismo y condena toda lucha y denuncia contra la masacre del Estado de Israel. Las votaciones de Myrian Bregman, Alejandrina Barry y Gabriel Solano son una capitulación vergonzosa, una renuncia al internacionalismo proletario sin precedentes en el trotskismo argentino.

Ante este bochorno, que inmediatamente denunció AyL, ni el FIT-U, ni Bregman, Ni Barry ni Solano dijeron nada. Tuvieron que pasar diez días y que el escandalo creciera con las denuncia públicas para que, mal y tarde, los legisladores del FIT salieran a dar una explicación por lo demás escandalosa bajo el título “Rectificamos un error cometido en la Legislatura de CABA”.

Leamos las explicaciones de los legisladores del FIT: “En la sesión del jueves 18 se presentó una tabla para que la Ciudad de Buenos Aires adhiera a la definición de antisemitismo impulsada por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (HIRA). La misma fue votada en un segmento de tablas sin discurso, junto a casi 100 temas referidos a los asuntos más diversos, como ser el pedido para autorizar a paseadores de perros a realizar su trabajo en la cuarentena o el cambio de nombre de un colegio. Se trata de una votación general y en bloque, donde los temas no son analizados por separado. La lista de esas tablas es entregada a la noche del miércoles para ser votadas a la mañana del jueves, sin permitir un estudio a fondo de cada tema, un método absolutamente antidemocrático porque impide cualquier tipo de deliberación y debate”.

Es decir que Miryan Bregman, Alejandrina Barry y Gabriel Solano reconocen que ellos se presentaron a la sesión del 18 de junio sin saber qué se trataba y que ante un montón de propuestas presentadas por la burguesía, ellos simplemente optaron por votar a favor… Hay que pensar que la burguesía puso un “caza bobos” en medio de declaraciones de ninguna importancia, y los tres bobos del FIT-U cayeron en la trampa.

Si esto hubiese sido un simple error, sería muy grave. Pero al explicación da cuenta del grado de adaptación que tiene esta organizaciones y sus principales referentes, que ante una ley burguesa en vez de tener el reflejo, al menos, de votar en contra o abstenerse –dado que argumentan que no llegaron a leer lo que estaban votando- ¡votaron a favor!3

Por otra parte, no es cierto que la votación fue en “bloque” como afirman los legisladores del voto fácil. Cada votación se hizo por separado. Además, recordemos que mientras que el FIT-U votó a favor del sionismo, otra organización más pequeña tuvo la capacidad de separar la paja del trigo y votar en contra.

Y si bien es cierto que la metodología antidemocrática de la legislatura no permitió abrir el debate sobre el tema (eso por acuerdo parlamentario), no es verdad que no hubiese oportunidad para denunciar el hecho. En esa misma sesión, apenas 10 minutos después de votar, Gabriel Solano pidió la palabra para hacer una disquisición histórica y para fundamentar el porque él se iba a abstener en una votación tan “trascendente” como la de si se le ponía o no a la legislatura el nombre de Manuel Belgrano. ¡Vaya legislador proletario!

Una vez más queda en evidencia cómo el régimen parlamentario burgués se está deglutiendo al PO, al PTS y al FIT-U como frente. La función de los revolucionarios en los parlamenteos burgueses no es la de tratar de dar grandes discursos y llevarse las palmaditas en el hombro de sus “pares” burgueses (como el reconocimiento de “gran cuadro” que le otorgó Roy Cortina a Solano por su intervención). Su función principal es denunciar a dicho parlamento que se presenta como representante del pueblo y desenmascararlo ante los ojos y oídos de los trabajadores como lo que es: un ámbito en donde la burguesía ajusta cuentas entre si y administra sus negocios comunes y la explotación de la clase obrera.

En definitiva, la estupidez en los actos no exime de responsabilidad, solo la califica. Está a actitud de confianza ciega que demostraron los legisladores del FIT-U al votar sin leer los proyectos burgueses amerita a que los trabajadores midan con la más profunda desconfianza todas sus acciones.

1 Aclaremos, de paso, que hay personas que son judías y no se identifican con algunas de estas instituciones, por ejemplo, con el Estado de Israel.

2 Enzo Traverso y otros especialistas en la cuestión judía han estudiado hace años como existían otras corrientes más progresivas en el pueblo judío y la de fundar un Estado colonial fue la vía para cortar estos desarrollos hacia la izquierda de muchos de sus integrantes.

3 Es decir: el reflejo elemental en general en el parlamento burgués es nunca votar a favor una ley burguesa. Por supuesto, se pueden votar cosas a favor, pero en este caso hay que estudiar muy bien de qué se trata. Tener el reflejo de votar a favor cualquier cosa que se pone en tratamiento, es síntoma de una muy grave adaptación al régimen político (¡antes de votar a favor cualquier cosa en el parlamento burgués hay que cortarse la mano, esa es la tradición socialista revolucionaria!).

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