Argentina: Crónica de una experiencia solidaria en Guernica

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  • Una juventud y un movimiento estudiantil solidario, que junto a otros sectores no sólo sueñe por un futuro, sino que luche por crearlo.

Male y Mili

Era domingo, no funcionaban los ramales de trenes con normalidad y algunas compañeras de la Juventud del Ya Basta La Plata, de la facu de Humanidades, teníamos que ir a Guernica. Íbamos a acompañar la toma y bancar la carpa que desde nuestro partido, el Nuevo MAS, instalamos desde el primer día del último intento de desalojo que los vecinos lograron torcer gracias a su lucha.

Después de un largo viaje por el conurbano bonaerense, y con las precisas indicaciones de un compañero de zona sur, llegamos a Guernica. Al predio donde cientas y cientas de familias están llevando adelante la inmensa toma de tierras para vivir, empujados por la crisis habitacional que atraviesa el país, exacerbada por la pandemia.

Nada más llegar, nos encontramos con que el espacio estaba precisamente delimitado por una zanja y el paso de las principales entradas obstruido por autos dados vuelta, señales de que hay una voluntad de los vecinos de organizarse de cara al desalojo que lograron frenar dos veces.

Ya dentro del barrio pudimos ver la inmensidad de la toma, que se extendía hacia el horizonte en ambos sentidos, y la inabarcable cantidad de terrenos en que se erigían las casitas de las distintas familias. Verlo materializado nos hizo dar cuenta hasta el final de la verdadera dimensión del conflicto, y la importancia de estar instalados en ese lugar como organización. La realidad hace caer por su propio peso los intentos de difamación por parte del gobierno y la derecha con el afán de imponer su agenda represiva: las familias de Guernica están muy lejos de ser un grupo de mafiosos como se vocifera en los medios de comunicación. Por el contrario, se trata de sectores que durante la crisis económica que atraviesa el país desde el macrismo y que se profundizó con la pandemia, han sufrido el desempleo y la precarización laboral, llegando a perder las pocas changas que les permitían sostener un alquiler. Incluso algunas vecinas han sido víctimas de violencia de género, lo que las llevó a escapar de sus casas porque se hacía insostenible transitar la cuarentena con sus maltratadores. Se hacen concretas situaciones muy duras, por ejemplo, que la comida de una familia entera dependa de organizar colectivamente una olla popular porque, de no ser así, “los chicos estarían a mate”…

Sin embargo, ante este escenario de carencia del que vienen las distintas familias, estar ahí, acompañando su lucha, nos hizo ver que la gente de Guernica ha sabido construir redes de solidaridad y compañerismo, apostando a una salida colectiva a la crisis, organizándose desde abajo en asambleas y tejiendo lazos con otros sectores en lucha.

Es así como Guernica es el faro de todos los sectores que se encuentran en lucha por tierra para vivir, cuestionando la especulación inmobiliaria y la intocable propiedad privada. Lo vimos cuando ya el lunes, aconteció el Pre-Encuentro Por Tierra y Vivienda que estuvimos acompañando, espacio participativo de todas las tomas de tierras que se están llevando a cabo hoy mismo en distintas zonas del Conurbano y Gran Buenos Aires. Más allá de las intentonas del gobierno, que dicho sea de paso, se muestra cada vez menos progresista y más hacia derecha defendiendo acérrimamente la propiedad privada de los empresarios y queriendo fragmentar la organización de la toma por medio de concesiones y  migajas, Guernica es un ejemplo de resistencia, y por eso el pre-encuentro tuvo esa sede.

Luego de la apertura del pre-encuentro, vinieron a nuestra carpa los y las vecinas de Villa Unión (en La Matanza), que como en Guernica, están peleando por tierra y vivienda. Nos contaron sobre sus necesidades, de cómo en febrero arrancaron una toma y que durante la cuarentena las necesidades se incrementaron y pasaron de 24 familias a ser 350 las que al día de hoy están en esos terrenos luchando por tener un hogar. Nos contaron también, cómo sus casas fueron incendiadas y saqueadas más de 8 veces y el día de ayer apareció lamentablemente en todos lados, que nuevamente la policía y el gobierno, incendió sus casas intentando, una vez más, desalojarlos. Pero al mismo tiempo, nos contaron de sus ganas de seguir peleándola, no sólo por sus necesidades más concretas sino porque sueñan también con tener un futuro, y solo la lucha y la autoorganización les puede garantizar eso.

En la toma no sólo se ven las necesidades, sino también la alegría. La alegría de sentir que están todos ahí para construir su futuro y que la solidaridad desde abajo es su principal herramienta. Ante cualquier problema, se recurre a los y las delegadas y se resuelve. Pero eso no sólo se vive en las asambleas donde todos hablan, proponen y resuelven como llevar a cabo determinadas acciones, sino también en la vida cotidiana. Desde el vecino que te presta un cuchillo si no tenés con qué cortar un hilo, la vecina que aunque tenga poco, se cruza para brindarte unos platos de comida en demostración de agradecimiento por el apoyo, hasta los fulbitos y torneos de voley entre vecinos, que entre tanto malestar por la situación, siempre se hacen un tiempo para vivir la vida, arrebatando sonrisas y alegría, a este sistema explotador y marginador, que siempre te las quita.

Lo que se vive en Guernica es un ida y vuelta de aprendizaje. Nosotros aprendemos de ellos y ellos de nosotros. Es así, si uno no tiene algo, viene un vecino y te lo ofrece, si otro vecino hace olla popular viene y te invita. En ese sentido, hay un reconocimiento a nuestro partido. Muchos vecinos valoran que hayamos ido a resistir el desalojo y que nos hayamos quedado. Y nos lo hacen saber.

Nosotros y nosotras, somos parte de una agrupación juvenil como el ¡Ya Basta!, que se propone cambiarlo todo, que entiende que un mundo así, con miseria, hambre y explotación no sólo no vale la pena, sino que podemos construir un futuro distinto si lo hacemos junto a los trabajadores, las mujeres y el resto de la juventud. Somos una juventud que se refleja en el movimineto negro que sale a peliar contra el racismo en Estados Unidos, en la marea verde mundial que lo cuestiona todo, en el ecologismo que lucha contra el capitalismo depredador y también somos los y las que nos reflejamos en esos pibes y pibas que forman parte de Guernica, en esas delegadas que se la re bancan, que se plantan y luchan para decirle al gobierno, a Kicillof, Berni y la policía, que no pasarán: porque acá hay lucha y organización y porque ante el priviliegio de la propiedad privada de unos pocos ultra millonarios, nosotros les oponemos la lucha por el derecho a la tierra y la vivienda de millones.

Ir a Guernica también nos hizo reflexionar sobre nuestra implicación como parte del movimiento estudiantil y del estudiantado de la Facultad de Humanidades de la UNLP. Somos estudiantes de humanidades, la facultad donde supuestamente estudiamos la sociedad, la economía, la realidad de los sectores populares, aprendemos los conceptos de propiedad privada, teorizamos sobre las redes de solidaridad contruídas en el 2001, y debatimos sobre qué es el Estado. Pero es importante que todo ese conocimiento no se quede sólo en ponencias, parciales y lecturas, ya que no hay mejor manera de conocer la realidad que estando en ella. Es la experiencia concreta la que te hace comprender hasta el final la situación social y es fundamental no sólo construir una juventud solidaria, sino un movimiento estudiantil solidario. Porque no hay mejor manera de conocer la realidad social, que viviendo cuerpo a cuerpo la realidad, y luchar por transformarla. Cómo decía Marx, no se trata de interpretar la realidad de mil maneras posibles, sino de transformarla.

Desde el Nuevo MAS y la juventud del Ya Basta! entendemos que es necesario construir una juventud y un movimiento estudiantil solidario, que junto a otros sectores no sólo sueñe por un futuro, sino que luche por crearlo. Es por eso que te invitamos a que te sumes a las acciones de solidaridad que desarrollamos para seguir apostando con todo a la organización desde abajo, apostando a que efectivamente prime el derecho a la vivienda por sobre la sacrosanta propiedad privada de un puñado de millonarios.

¡No al desalojo!

¡Tierra para vivienda!

¡Basta de represión!

¡Fuera Berni!

El Estado es responsable.

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