16 años del referéndum que aprobó el TLC con Estados Unidos

Este proceso polarizó al país. El gobierno y las cámaras patronales procedieron con una estrategia de miedo y amenaza donde incluso se les pedía a los trabajadores y trabajadoras que presentaran una foto de su voto para conservar su trabajo. Por el otro lado, generó algunas de las más grandes protestas hasta el momento e incorporó a la vida política a una nueva generación de luchadores.

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El 7 de octubre de 2007 se realizaba el referéndum convocado por el entonces presidente Oscar Arias para definir la incorporación de Costa Rica al TLC entre Centroamérica, Republica Dominicana y Estados Unidos.

Tras más de cuatro años de intensa movilización y resistencia popular el resultado de la elección se inclinó por el SI con un ajustado 51.22% de los votos. Este proceso polarizó al país. El gobierno y las cámaras patronales procedieron con una estrategia de miedo y amenaza donde incluso se les pedía a los trabajadores y trabajadoras que presentaran una foto de su voto para conservar su trabajo. Por el otro lado, generó algunas de las más grandes protestas hasta el momento e incorporó a la vida política a una nueva generación de luchadores.

A continuación presentamos un extracto de un artículo publicado en abril de 2007 analizando este proceso, previo a la elección.

 

Costa Rica: Referéndum sobre el TLC (Tratado de Libre Comercio) ¿Avance o retroceso para la lucha?

Tenemos que denunciar que el referéndum es una trampa por parte del gobierno y de ciertos sectores opositores que le temen a la movilización popular, debido a que el TLC y su Agenda Complementaria continuarán tramitándose en el parlamento, mientras que la población se «deleita» con los placeres de la democracia burguesa.

A modo de introducción

Durante la década de los ochenta y en el marco de la revolución centroamericana, Oscar Arias difirió con la línea que en ese entonces propugnaba el presidente estadounidense, Ronald Reagan, quien para derrotar al gobierno sandinista priorizaba el apoyo financiero a la llamada «Contra» militar. De esa disputa es que salió la célebre frase de Arias, en la cual afirmaba que a «los sandinistas hay que pasarlos por las urnas y no por las armas», política que al fin de cuentas fue apoyada por el gobierno de los EUA y le rindió excelentes frutos en ese entonces.

Veinte años después y aprovechándose del aval al referéndum que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) comunicó el 12 de abril, Arias ha vuelto hacer gala de su astucia y se sacó de la manga su vieja táctica «electoralista», convocando sorpresivamente el 13 de abril a un referéndum para decidir la suerte del TLC, con lo que sin duda alguna persigue que la lucha contra el tratado comercial se desplace de las calles a las urnas, especialmente a sabiendas de que dicha política tiene adeptos en algunos sectores de la burocracia sindical y principalmente, entre la burguesía opositora que le teme a una Huelga General.

Evidentemente, esta maniobra arista ha consternado a muchos de los y las opositoras honestas al TLC, quienes no saben si este referéndum es una victoria o un peligro para esta lucha. Por esto, desde el PST[i] quisiéramos compartir algunos de los elementos principales por los que a nuestro criterio, esta artimaña de Arias es una trampa y que si los sindicatos y organizaciones populares no poseen una política de lucha y movilización contra la agenda complementaria, es muy posible que el gobierno logre la aprobación del tratado sin un solo minuto de Huelga General.

Referéndum de Arias: ¡un paso atrás, dos adelante!

La candidatura presidencial de Oscar Arias no fue solamente fruto de sus aspiraciones personales, sino que ante todo se debió al clamor de la oligarquía costarricense, la cual durante la administración de Abel Pacheco (2002-2006) no tuvo un «hombre fuerte» al frente del Estado, lo que indudablemente retrasó la posible aprobación del TLC y afectó sus negocios. Por ello, se recurrió a un representante directo de la burguesía exportadora, quien además goza de un gran prestigio por ser un premio Nobel de la Paz.

Por lo anterior, desde un inicio de su gestión como presidente, Arias se ha esmerado en aprobar lo más rápidamente el TLC, especialmente cuando el tiempo está en cuenta regresiva debido a que hasta marzo de 2008 es posible incorporarse a las «mieles» del tratado. Ante esto, su gobierno inicialmente desplegó una táctica que ha sido denominada como la «mayoría mecánica», que en esencia es un bloque de 38 diputados(as) constituido por su bancada y las de otros partidos (ML, PUSC, UN), con lo que hasta hace poco contó con una mayoría calificada que le permitía aprobar rápidamente todos sus políticas.

Una de ellas fue la reforma al reglamento legislativo, específicamente al artículo 41 bis, con lo que reducía el tiempo de las mociones sustantivamente y limitaba la discusión de cada proyecto de ley a tan sólo 22 sesiones legislativas (conocida como vía rápida). Este mecanismo fue aprobado de manera autoritaria y literalmente desechando decenas de mociones de diputados de la oposición. Ante el desencanto que esto produjo en los sectores opositores al TLC y especialmente, ante la multitudinaria movilización del 26 de febrero anterior (cerca de 150 mil personas), la Sala Constitucional alertó sobre «ciertos vicios» en la forma como se aprobó dicha reforma y obligó al oficialismo a revisar la misma, por lo que hasta ahora no ha sido implementada.

Este pequeño traspié legislativo y ante todo, la creciente y multitudinaria oposición al TLC, han provocado que Arias modifique su táctica, llegando al extremo de que a pesar de que durante meses se había manifestado contra un referéndum, fue el mismo presidente quien lo convocó y lo presenta como una muestra más de la «gran tradición democrática» de los costarricenses.

Entonces surge la pregunta ¿qué se esconde tras el referéndum? Desde el PST y tal como indicamos al inicio de esta nota, consideramos que éste es una trampa ideada por el gobierno de Arias y representa un cambio táctico en su afán por aprobar el TLC, por medio del cual pretende hacer creer a la población en general que el futuro del tratado se dirimirá «democráticamente» en las urnas y por lo tanto, será el «pueblo» quien decida si se ratifica o no, por lo que no tendría legitimidad ningún tipo de huelga o movilización popular.

Al respecto, nos parecen elocuentes las declaraciones que recientemente brindó Luis Antonio Sobrado, Presidente a.i. del TSE: «Parecía que este país era una sola línea con trenes en dirección contraria y renuentes a frenar. El referendo viene a dar una línea institucional y civilizada ante ese disenso social.» (La Nación, 15/04/07, p. 5A) Pero en realidad el porvenir del TLC continuará en manos de la burguesía costarricense, puesto que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) es tan sólo una pieza más dentro de la maquinaria estatal, que en su totalidad ha estado (y estará) en función de los intereses económicos de los grupos exportadores. Por lo anterior, es incorrecto tener la más mínima confianza en el TSE, especialmente a sabiendas de que la oligarquía costarricense esta por «ganar o ganar», ya sea legítimamente o por la vía del fraude.

Aunado a este «espejismo electoral», el gobierno continúa impulsando la Agenda Complementaria en el parlamento, la que en los hechos viene a ser la esencia del mismo TLC, es decir, las disposiciones (apertura de monopolios, propiedad intelectual) que exigieron los EUA para implementar el tratado comercial con Costa Rica. Y por si esto fuera poco, ha retomado la mencionada vía rápida para aplicarla a la discusión y votación de los proyectos de esta agenda.

Paralelamente, Arias se ha encargado de repartir «confites» o concesiones sectoriales, con los que persigue apaciguar el repudio y descontento de las y los trabajadores de las principales instituciones estatales. Por ejemplo, el Consejo de Gobierno planteó una reforma a la Ley de carrera docente, por medio de la cual pretende que se pase de 32 a 40 lecciones mínimo para todos los docentes en propiedad de secundaria. Junto con esto, el Consejo directivo del ICE aprobó el 12 de abril un aumento salarial extraordinario que oscila entre un 1% y 30%.

Visto lo anterior, este referéndum pretende sumir a las y los trabajadores y demás sectores populares en un frenesí electoral, en el que simplemente se votarán las siglas TLC. Pero mientras esto suceda, el gobierno y los grupos neoliberales continuarán avanzando en la implementación de los proyectos de apertura de los monopolios estatales (ICE, INS) y el convenio de la UPOV, con lo que se endurecerían los derechos de propiedad intelectual sobre semillas, etc. Por ello, no sería falso afirmar que independientemente de que triunfase el NO, si se aprueba la Agenda Complementaria estaríamos ante un TLC en los hechos.

¿Votar o no votar?

Consideramos que los revolucionarios y activistas honestos(as) tenemos que denunciar que el referéndum es una trampa por parte del gobierno y de ciertos sectores opositores que le temen a la movilización popular, debido a que el TLC y su Agenda Complementaria continuarán tramitándose en el parlamento, mientras que la población se «deleita» con los placeres de la democracia burguesa.

Hasta el mismo embajador estadounidense en Costa Rica, Mark Langdale, consciente de que estaban perdiendo la pelea, se incluye entre los adeptos al referéndum al indicar que «Costa Rica ha tenido problemas para avanzar en la discusión del TLC en la Asamblea. Con esta resolución (referéndum), los costarricenses podrán participar directamente en la decisión, con su voto. Es una solución democrática y muy costarricense.» (La Nación, 19/04/07, p. 5A)

Por ello, es preciso que los sindicatos y demás organizaciones populares exijan y se movilicen desde ya por el retiro inmediato de la Agenda Complementaria y el TLC de la Asamblea Legislativa, como condición para que se realice el referéndum.

En caso de que el gobierno prosiga y convoque el referéndum bajo sus términos, creemos que es preciso que quienes hemos adversado el TLC por más de cuatro años, votemos e incitemos a votar a las y los trabajadores y sectores populares por el NO, pero siempre y cuando se prosiga con la preparación de una gran Huelga Nacional contra la Agenda Complementaria, que como hemos reiterado en varias ocasiones, viene a ser lo que le da contenido al tratado comercial.

Finalmente y tal como hemos señalado en artículos anteriores, consideramos que de nuevo se hace imprescindible que las y los trabajadores le exijan a sus representantes ante la Coordinadora Nacional de Lucha, que convoque a una gran Asamblea Nacional Popular de las y los luchadores contra el TLC, en la cual se discuta y vote un plan nacional de lucha por el retiro de la Agenda Complementaria, además de incorporar reivindicaciones sectoriales, comunales, etc.


[i] Nota de la Redacción: Partido Socialista de las y los Trabajadores (PST) fue la denominación previa del Nuevo Partido Socialista (NPS).

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