
Redacción
Se trata del caso de una joven que actualmente tiene 17 años y que denunció al proxeneta que la explotó sexualmente cuando tenía 13 años. Los tribunales encontraron culpable al hombre de trata y suministro de drogas a menores, por lo cual lo condenaron a 16 años de cárcel, sin embargo, apeló la sentencia y logró una recalificación del delito a proxenetismo. El Tribunal de Apelación de Sentencia de Goicochea ordenó fijar una nueva pena que puede ser de 4 a 10 años.
Se trata de un nuevo caso de complicidad del Estado para amparar a proxenetas, violadores o femicidas. Ya en una nota anterior reportábamos que un informe más de 50 víctimas de trata en el país durante el 2020, pero también advertíamos que esa cifra no refleja la situación real (que es mucho peor), como demuestra este caso.
Según la Ley 9095 “por trata de personas se entenderá la acción en la que mediante el uso de las tecnologías o cualquier otro medio, recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder, a una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pago o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, promueva, facilite, favorezca o ejecute la captación, el traslado, el trasporte, el alojamiento, el ocultamiento, la retención, la entrega o la recepción de una o más personas dentro o fuera del país, para someterlas a trabajos o servicios forzados y otras formas de explotación laboral, servidumbre, esclavitud o practicas análogas a la esclavitud, matrimonio servil o forzado, adopción irregular, mendicidad forzada, embarazo forzado y aborto forzado, y la ejecución de cualquier forma de explotación sexual”.
Según el relato de la joven en setiembre de 2016, recién cumplidos sus 13 años, su padre adoptivo murió, quien era su única fuente de sustento. Además, ya en ese momento consumía drogas. En esa situación de vulnerabilidad el hombre que sería su proxeneta le ofreció “conseguirle clientes para que tuviera relaciones sexuales”. De esta forma se convirtió en una situación de dominación y explotación sexual en la que el proxeneta la drogaba, la llevaba con hombres para que la violaran, él recibía el dinero, del cual luego le daba una parte a ella. La llevó a diferentes partes del país. Finalmente, en mayo de 2017 logró buscar ayuda y salir de esa red.
Así lo expresa la joven: “fui explotada, violada y me pegaban. Si yo no quería estar con alguien (sexualmente) él me obligaba. (Me decía) que los viernes eran días buenos y a veces no me sentía bien, pero tenía que hacerlo (…) Él siempre me explotaba”. “Cuando me iba a encontrar con un cliente yo estaba bajo el efecto de una droga, nunca estaba sobria (…) Yo me drogaba porque era consumidora y él me decía: ‘Hágalo’. Ahora veo que me lo daba (la droga) para que no me indispusiera con la persona, yo no me acuerdo de mucho porque no estaba consiente, siempre estaba bajo el efecto de una droga”. “Era explotación porque yo no podía opinar, no podía negarme, no me daba el dinero. Sabía que yo no me sentía bien y me obligaba a hacerlo. Me manipulaba mucho, yo era tonta, me manipulaba por la droga”.
“Existe un gran mito acerca de qué es la trata de personas. Es un mito que no surge de la nada, sino que es impulsado por esos mismos organismos que inventaron este concepto, como un concepto problemático. Valga decir, el tema de la Trata se instaló en América Latina en los años 90, impulsado por los grandes organismos internacionales del imperialismo, con el único objetivo de tener una política para el control de la migración a esos países, de los países pobres. Para mantener las formas, lo disfrazaron de “Lucha contra el terrible flagelo de la trata”, pero ninguna de sus acciones tendió a esto.
“Se instaló la idea que la trata es sólo y únicamente el secuestro de personas a quienes se las traslada de un país a otro. Así cada vez que un país imperialista encontraba inmigrantes ilegales, con la excusa del rescate, los enviaban nuevamente a sus países de origen.
“Habiendo instalado esta noción de lo que sería la trata, el proxenetismo internacional se vio beneficiado al encontrar un argumento más para profundizar su negocio: todo lo que no es trata (o sea, secuestro), es elección. Este fue un gran golpe para la pelea contra las redes de explotación; cada mujer que está en el circuito de la explotación, sin ser raptada, tienen que dar minuciosas explicaciones acerca de su voluntad: “si no la secuestran y no se va, entonces lo elige”, sería el razonamiento”[i].
La prostitución es una de las formas más crueles de sometimiento de las mujeres, niñes y trans y es el resultado de una sociedad capitalista y patriarcal que simplemente les considera un objeto que puede ser transado.
Denunciamos que el Estado es cómplice al asegurar las condiciones para que la explotación sexual y demás formas de trata se desarrollen en el país sin mayores contratiempos. Las medidas de ajuste fiscal que recortan salarios y el gasto social también asegura que haya menos recursos para atender la trata, la violencia hacia las mujeres y los femicidios.
Por esto es necesario construir un movimiento de mujeres, independiente del gobierno, que luche en las calles para terminar con todo tipo de violencia y explotación hacia las mujeres, niñes y trans. Que luche contra el capitalismo y el patriarcado.
[i] Extraído de http://izquierdaweb.com/juicio-de-alika-un-paso-enorme-en-la-lucha-contra-las-redes-de-trata-y-explotacion-sexual/