Nina Simone y la música negra en Estados Unidos

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  • La historia de Nina refleja la situación de muchísimos músicos y artistas negros, a quienes se les negó el acceso a las esferas de la cultura “alta”.

Por Lucía Waldman

Su vida está atravesada por situación de la comunidad negra en Estados Unidos: vivió su infancia en la segregación racial de los estados sureños, le negaron su derecho a estudiar música por ser negra y mujer, a pesar de lo cual se hizo desde abajo y vivió uno de los períodos más revolucionarios de la historia de Estados Unidos con el movimiento por los derechos civiles en los años 60.

Nina Simone conoce la música acompañando a su madre a las misas negras, donde toca el piano por primera vez para acompañar los rezos. La iglesia y la música forman parte esencial de la identidad negra en Estados Unidos: es una experiencia totalmente distinta a las Iglesias blancas. En las plantaciones, los esclavos tenían derecho a reunión para realizar sus misas, y este espacio era donde podían comunicarse sin la mirada del capataz, desarrollando una lengua propia llena de dobles significados para burlar este espionaje, ya que era un momento donde se pasaban mensajes y se coordinaban fugas a través del Ferrocarril Subterráneo para escapar hacia el Norte. Años después, la Iglesia sería uno de los lugares de organización de la comunidad negra, en torno nada más y nada menos que al pastor bautista Martin Luther King, uno de los líderes del movimiento por los derechos civiles que peleó por el reconocimiento y la integración de los negros como ciudadanos americanos.

En la Iglesia de su pueblo NIna conoce a quienes serían sus “patrocinadoras”: la mujer para la que trabaja su madre y su mejor amiga, quien será su profesora de música. A partir de entonces, Nina aprende música clásica, apropiándose de los autores más consagrados en este género, que por supuesto son blancos y europeos: su sueño de chica era ser la primera pianista negra de música clásica en los Estados Unidos. Su carrera musical se construye desde abajo desafiando los límites de a qué podía aspirar una mujer negra en su tiempo. Nina intenta hacerse un lugar en el mundo de las academias musicales de elite, demostrando que una mujer negra puede ser tan buena música como cualquier blanco. Sin embargo, en 1951 la rechazan en su aplicación para una beca de estudio en el Instituto Curtis, a pesar de su talento, ostensiblemente debido a su origen de clase trabajadora y segregada en el sur.

Habiendo dedicado su infancia y adolescencia al estudio del piano y teniendo la necesidad de trabajar para sostenerse, Nina empieza a tocar de madrugada en clubes nocturnos en Atlantic City, en el estado de Nueva Jersey. Como artista condicionada por su lugar de mujer trabajadora, tuvo que adaptar su música y tocar géneros populares, rock, blues, spirituals, todo lo que el público pagara por escuchar, para poder sostener su trabajo. Es así que empieza a cantar, ya que el dueño del bar se niega a contratarla solo como pianista. La necesidad económica está explícitamente nombrada por Nina en entrevistas, donde admite nunca haber deseado estar en el mundo del espectáculo.

La historia de Nina refleja la situación de muchísimos músicos y artistas negros, a quienes se les negó el acceso a las esferas de la cultura “alta” y quese dedicaron a la música popular, trabajando en el mundo del espectáculo que dentro del capitalismo meritocrático yanquee ofrece una vía de ascenso social a través del entretenimiento, que incorpora a hombres y mujeres de origen diverso en tanto los convierte en objetos de consumo, limitados a ciertos géneros de acuerdo con su raza y su género. Es a partir de ahíque empieza a avanzar en su carrera musical, con canciones de blues sobre historias de amor como “I lovesyou, Porgy” que llegó a tocar como invitada en el programa de Playboy.

 

 

Con estos “hits” llega el momento más exitoso de su carrera musical, acompañada por su marido y productor, Andy Stroud, un ex policía que fue extremadamente violento con ella, y quien quiso dirigir su carrera obligándola a trabajar exhaustivamente contra su voluntad. La situación de explotación y la violencia de género a raíz de esta doble relación de pareja y manager trajeron fuertes consecuencias para la salud mental y emocional de Nina, ya que su éxito estaba limitado a satisfacer las demandas del mercado contra su ambición original de ser una pianista clásica.

En 1961, su nuevo álbum ForbiddenFruit, contiene la canción homónima sobre el linchamiento de negros en el sur y una worksong, que recupera la tradición en la música negra de “canciones de trabajo”, cantadas en las plantaciones de algodón y en las cárceles donde los presos eran obligados a trabajar gratis para el Estado. La relación directa con la productividad del trabajo se expresa en el ritmo de estas canciones, marcadas por los movimientos repetitivos de herramientas.  De esta manera, la propia vida de Nina Simone como cantante y “estrella del blues” no puede desligarse ni un minuto de su condición social, racial y de género: la bronca por la explotación sufrida en carne propia y como pueblo empieza a expresarse cada vez más fuerte en su música.

El 15 de septiembre de 1963, un ataque racista a una Iglesia negra en Birmingham, Alabama, asesinó a 4 niñas y dejó más de 20 heridos, en medio de un clima de tensión y enfrentamientos que crecían día a día y que estallaron en el movimiento de Civil RigthsMovement contra las leyes de segregación de Jim Crow. En respuesta a este aberrante ataque racista Nina Simone estrena su canción “Mississippi Goddam”, la primera en insultar explícitamente a los estados ex-esclavistas y ahora segregacionistas. La respuesta de la industria musical no fue tan benévola como con los blues románticos de antes: las estaciones de radio se negaban a pasarla y le devolvían sus discos destrozados.

 

 

 

El estallido de este movimiento después de años de soportar silenciosamente la opresión racial significó un terreno donde expresar su bronca y llevo al período de mayor rebeldía de la artista, a la vez que empezó a rodearse de otrosreferentes, poetas y activistas negros: Langston Hughes, LorrainHansberyy, Malcom X y Martin Luther King, entre muchos otros. De ese período surgieron nuevas canciones como “Backlash Blues” (“El Blues del reaccionario”) escrita por Langston Hughes y donde se denuncia la guerra imperialista sobre Vietnam, “I whish I knewhowitwouldfeelto be free”, hasta una reinterpretación de “Revolution” de los Beatles donde se burla de la visión pacifista de este grupo sobre la revolución. Esto fue lo que la industria del entretenimiento no le perdonó: que cantara canciones de protesta y rebeldía para su propio pueblo, que reivindicara su identidad negra y sus raíces afrodescendientes, que llamara a la revuelta desde el escenario.

Entre los ofendidos por el activismo político de Nina, no nos sorprende encontraral reaccionario de su marido, un ex policía a quien el movimiento de liberación negra le pasó por el costado, mientras seguía preocupado por hacer negocios con el talento de su mujer.

Su compromiso político con la lucha del movimiento negro le costó a Simone la popularidad y miles de dólares, pero le trajo la posibilidad de alzar la voz junto a cientos de miles de activistas y formar parte de un colectivo, hermanarse con otros luchadores y superar las relaciones cada vez más opresivas con su pareja. Nina Simone eligió incomodar, y cuestionó el lugar que le cabe a las mujeres negras dentro de la cultura y la música. Su vida estuvo atravesada por la bronca frente a las injusticias y el despertar de los 60s que marcó a toda una generación para la cual el silencio no era una opción.

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