Leda Astorga: luchar para expresarse sin limitaciones ni censuras

Se dio cuenta de que podía cuestionar muchos aspectos que no le gustaban de la sociedad y que también podía expresar muchas cosas que le agradan, y que muchas de sus formas estaban excluidas del arte, por no corresponder con el ideal de belleza establecido.

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Artículo de el bigote de dali cr

Realizó sus estudios primarios en la Escuela María Inmaculada en Limón y los secundarios en el Colegio San Luis Gonzaga en Cartago. Desde 1979 ha participado en numerosas exposiciones de arte, individuales y colectivas tanto a nivel nacional como internacional. En 1993 obtuvo una Licenciatura en Artes Plásticas con especialidad en Escultura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica. Durante el año 1983, último de su carrera, se identificó plenamente con lo que quería hacer en escultura. Esto lo descubrió un día que asistió a un té de despedida de soltera de una prima. A este té asistió una señora que le llamó muchísimo la atención, era una persona muy simpática y divertida, hablaba sin parar, haciendo muchos gestos y sus risas eran fuertes, frescas y naturales, era el centro de atención de la mesa. De pequeña estatura, espalda ancha, caderas angostas, piernas cortas, tacones muy altos, corsé apretado que le acentuaba sus grandes pechos, un vestido escotado y ajustado, una gran cartera, un peinado muy alto, con crepé, mucho maquillaje, largas pestañas, labios rojos y finas alhajas. Le cautivó, al día siguiente fue al taller de escultura y la modeló en arcilla. A partir de ese momento se le abrió un universo infinito de posibilidades artísticas. Se dio cuenta de que no había hecho simplemente un retrato de una persona, sino que este personaje era un símbolo y que podía tener muchos significados. Por ejemplo, podía representar a muchos personajes de nuestra sociedad que se mueven llevados por lo superficial y lo aparente y establecen relaciones sociales en esos términos. También que los personajes cargados de joyas, enormes carteras y billeteras, son los que nunca faltan los domingos a la misa y que en general son los que nos gobiernan. Entonces también se dio cuenta de que podía cuestionar muchos aspectos que no le gustaban de la sociedad en la que vive y que también podía expresar muchas cosas que le agradan, a través de los mismos personajes que la habitan y que estos personajes son de formas y personalidades infinitamente variadas, y que muchas de sus formas estaban excluidas del arte, por no corresponder con el ideal de belleza establecido. Dentro de todas estas formas se inclinó por las formas humanas voluminosas, le atrajo de ellas ese desenfado en sus movimientos, esa exuberancia de formas, movimientos y colores que ha caracterizado no sólo a las personas con las que convive en esta sociedad, sino también a nuestro paisaje.

En síntesis le atrajo considerablemente ese placer de ser lo que se es y punto. De esa manera se quería expresar, sin limitaciones, sin censuras, sin el eterno “no se puede” o “no se debe” o “qué van a decir de usted”. Ella quería y sabía que podía, así lo hizo, lo sigue y lo seguirá haciendo. Se ha concentrado en enfocar las formas humanas voluminosas con mucha ternura y humor. A través de ellas puede reírse, enternecerse o cuestionar todo lo que está a su alrededor, incluyendo a los demás y por ende a ella misma. Un colega humorista le dijo una vez que el humor es algo muy serio y es cierto, hay que saber cómo hacerlo, hay que saber cómo provocar a través de la risa la reflexión sobre el tema que se esté tratando. Siempre ha pensado que los seres humanos están en capacidad de enfrentar cualquier situación, por más fuerte que sea, si se plantea con humor, provocando la risa, pues ésta suaviza la tensión, la rigidez mental, espiritual y física, y es una buena manera de nutrirse y revitalizar la energía. De esta manera y con el pasar del tiempo, empezaron a surgir una serie de personajes increíbles, simplemente reflexionando con ternura, con humor sobre ella misma y sobre la gente en general. Con un humor resuelto en una fina gama de matices, como la sátira, la ironía, el sarcasmo, entre otros. De la Escuela lo que recibió fue una fuerte oposición a su propuesta estética.

En la exposición final de esculturas como requisito para la graduación, el jurado calificador la aplazó. Los miembros del mismo justificaron su decisión manifestándole que la escultura no podía tener humor, tampoco color y no podía representar a la gente gorda, pues esto la abarataba y le daba un carácter artesanal. Le dieron de plazo 6 meses para que volviera a hacer otra exposición de graduación!!! Luego por orden del director de la época y también miembro del jurado mencionado, su trabajo de graduación que debía quedar en la colección de arte de la universidad fue destruido. Ahora, cuando ve de lejos lo sucedido, considera que lo que hizo jamás fue un acto de rebeldía, término con el que siempre se encasilla a la juventud o a las personas que hacen algo diferente. Ella hizo una propuesta escultórica seria desde otra perspectiva, diferente a lo que se hacía en ese momento en la academia y la hizo porque eso era lo que le nacía hacer y estaba convencida de lo que hacía. Pero la reacción del jurado fue muy fuerte, les fue imposible respetarlo y aceptarlo.

Esta experiencia la recuerda ahora como una anécdota de sus inicios en la escultura, tiene claro que no le afectó para nada en cuanto a su decisión de continuar en ella. Siguió con muchísima energía, entusiasmo y alegría y esta posición la mantiene hasta el día de hoy.

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